Por cosas del destino hoy vivo en la tierra del mejor turrón, sin embargo quizás pueda asegurar que es la época en que menos turrón he comido. El turrón de maní y el cucurucho de maní marcaron nuestra juventud en Cuba. Santiago no quedo al margen y la producción de turrón de maní alcanzo niveles considerables, unos mejores que otros pero la mayoría comestibles. Por su parte el cucurucho de maní salio con mas fuerza que nunca de la tradicional canción cubana de Eliseo Grenet para convertirse en todo un alimento básico y costumbrista. Recuerdo que en la terminal de guaguas de Santiago lo vendían por 10 centavos el cucurucho, así que con un peso subías a la ruta 76 0 31 con 10 de ellos y hacías el trayecto más llevadero entre Santiago y la Habana o Santiago y la Víbora, de regreso podías hacer lo mismo ya fuese en la parada inicial o en alguna parada intermedia comprándolo desde la ventanilla al grito de manisero, manisero. Tendremos que haber consumido una buena cantidad de maní. De pequeños por lo general los cucuruchos los compraban nuestros padres cuando visitábamos el Zoológico de la Habana para brindarle a los monos pero ya de grandes los monos eran otros y no se podían compartir aunque Darwin afirmara que somos parientes cercanos.
"Caserita no te acuestes a dormir sin comprarme un cucurucho de maní" y así fue......
Turrón de maní
Ingredientes
Una libra de maní
media taza de leche
cucharadita y media de miel de abejas
taza y media de azúcar blanca
Instrucciones
Moler las semillas de maní. Se pone a hervir la leche con la miel de abeja y el azúcar. Luego de hervir dos minutos, debe comprobar que al tomar un poco con una cuchara que la mezcla al tocarla se pegue ligeramente a los dedos, entonces bájelo de la candela y añádale la semilla de maní molida. Revuelva constantemente mientras añade el maní y bátalo hasta que se forme una pasta doble.
Vierta la pasta en un molde de cartón colocado sobre un paño húmedo. Aplástelo bien en el molde. Déjelo secar y luego córtelo.
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