lunes, abril 13

La Sardina, pequeña reina.


No es un secreto que la pequeña sardina históricamente fue considerada comida de pobres, era insólito encontrar en una carta de restaurante algún plato que utilizara este pescado, lo podíamos encontrar en sencillas tabernas marineras o en algún sitio de bajo postín y hasta en nuestras propias casas su consumo no era significativo. En contra también tenia el falso concepto de que su cantidad de grasa era sumamente perjudicial. Hoy en día las cosas han cambiado y esta pequeña reina de los mares ocupa el lugar que merece.
Importante restaurantes de América y Europa la ofrecen es sus cartas en una variada gama de presentaciones.
La sardina es un alimento con un excelente valor nutritivo.
- Su proteína tiene una calidad nutricional excelente del mismo orden que la carne y otros pescados de mayor prestigio (merluza, salmón, lenguado, etc).
- La relación calidad/precio de su proteína es la más favorable entre los distintos alimentos de origen animal (carne, leche, huevos).
- La sardina es también una buena fuente de nutrientes, especialmente de vitaminas A , D y calcio.- La digestibilidad y utilización metabólica es muy buena.
- La calidad nutritiva de la proteína de sardina no queda afectada al enlatarla en aceite ni al freírla.
. Su riqueza en ácidos grasos poliinsaturados contribuye a disminuir las cifras elevadas de colesterol sanguíneo.
. Su alto contenido en ácidos grasos omega 3 inhibe la formación de tromboxanos, lo que resulta muy positivo en este problema.
. Estos ácidos grasos disminuyen también, específicamente, las cifras elevadas de triglicéridos en la sangre.

En muchas ocasiones nos quejamos de los productos caros y sin embargo despreciamos lo barato,
la sardina es un vivo ejemplo.
SARDINAS REBOZADAS
Limpiar las sardinas quitar las cabezas, las espinas y la raspa central. Separar los 2 lomos, lavarlos y escurrirlos muy bien.
Mezclar en un cuenco la harina con la levadura y una pizca de sal. Añadir agua poco a poco sin dejar de mover hasta obtener una pasta cremosa y espesa. Batir la clara a punto de nieve y mezclarla con la crema con cuidado, con movimientos envolventes.
Calentar abundante aceite en una sartén y pasar las sardinas por la crema, pasándolos a continuación a la sartén, dejándolas hasta que estén doradas. Escurrir sobre papel absorbente y servir bien calientes.

domingo, abril 12

Fallece Corín Tellado

Varias generaciones de Santiagueras compartían sus quehaceres en casa con la lectura de las novelas de Corín Tellado. Entre comida y comida nuestras madres y abuelas se entregaban a ese mundo de amor y príncipes azules. Personalmente tuve el privilegio de compartir un café con ella y doy fe que era una persona extraordinaria, amante de nuestra tierra y nuestra cultura.



Las últimas letras de Corín
Corín Tellado dictó el miércoles pasado a su nuera la que sería su última historia, un relato para la revista de Latinoamérica ‘Vanidades’

Murió tranquila. En casa. En familia. «De agotamiento después de veinte años de diálisis», decía ayer un familiar en el tanatorio, con la tranquilidad que da saber que se fue a gusto, sin sufrimientos vanos y con la pluma cargada de tinta hasta el último suspiro. Porque ya octogenaria, Corín Tellado, nunca dejó de escribir, nunca le flaquearon las fuerzas para imaginar otros mundos. Ya no directamente sobre una vieja máquina de escribir, pero sí a través de la María José –Caco–, su nuera, la vecina de puerta en Marqués de San Esteban, que le hacía las veces de amanuense del siglo XXI para dar forma escrita a lo que su mente continuaba tramando.
Fue el miércoles el último día que escribió. Ayer lo recordaba su nuera en el tanatorio, aún con el dolor reciente y tratando de atinar con el número de relatos que dejó inéditos. «Yo tengo guardados los ocho últimos sin enviar», decía María José, sin querer desvelar los contenidos de esas historias que desde hace cuarenta años publicaba fielmente en la revista ‘Vanidades’, con gran predicamento en Latinoamérica y con la que la asturiana ha mantenido un relación estable durante décadas. «No volví a tocarlas en el ordenador y tengo que meter correcciones», recordaba su nuera.
Fue para ese mercado iberoamericano que tantos éxitos le dio para el que escribió las que fueron sus últimas líneas, sus últimas historias de amor, las que se publicarán en los próximos meses, porque siempre trabajaba Corín Tellado con mucho adelanto. «Ella solía trabajar por las mañanas y se tomaba su tiempo», dice María José, que sabe que era la escritora de Viavélez una mujer cumplidora, que nunca quería ni podía dejar de lado sus compromisos.
Por eso el miércoles, pese a que no se encontraba muy bien, dejó el piso de su hija Begoña en el que residía y se fue al de su hijo y su nuera. Pasó, curiosamente, de una letra a otra, del piso C al D, para hilar vocales y consonantes por última vez. Y allí dictó para Caco su última historia. «Ya no estaba ella como siempre», dice su nuera, que no recuerda cuál fue el título elegido para la que habría de ser su última obra.
Lo cierto es que Corín «había dado un bajón», ya en los últimos meses no estaba tan activa, ya no tenía la fuerza para quedar a comer con la alcaldesa de Gijón, Paz Fernández Felgueroso, a la que apreciaba muy especialmente, ya no podía desplazarse y viajar con frecuencia. La diálisis era su compañera y la cita tres días por semana –lunes, miércoles y viernes– le impedía moverse todo lo que quisiera, pero, pese al bajón físico, decía ayer su familia que siempre estuvo muy lucida, que se mantuvo activa hasta el final.
Y es que ella nunca dejó de imaginar vidas ajenas en una trayectoria profesional que se cuenta por millares de obras. Este mismo verano publicó en las páginas de LA VOZ ‘Milagro en el camino’, una novela en 40 entregas que resultó ser la última y que ella no quería definir como una historia de amor. «El amor no es el protagonista, aunque también haya amor y escenas de pasión, porque es la historia de una familia», decía entonces, porque por mucho que el amor fuera su sello de identidad, ella siempre renegó del romanticismo: «Para escribir no me resulta indispensable que el amor sea el ingrediente fundamental de las páginas». (Nota del Periódico El Comercio de Gijón).

jueves, abril 9

ARROZ CON POLLO




Recuerdo que en Santiago los domingos muchas familias solían reunirse para almorzar. En casa por lo general y no se debido a que mandato divino el menú consistía en un suculento Arroz con Pollo. No es menos cierto que en muchos de nuestros patios aunque fuesen pequeños se criaban gallinas donde no faltaba el gallo de turno. Los amaneceres en Santiago propiciaban el deleite del canto del gallo fuese el tuyo o el del vecino pero no fallaban. Al primer rayo de sol aquellos galanes del corral daban la bienvenida al nuevo día, quizás felices porque comenzaba para ellos otra jornada de intenso amor entre tantas féminas.

Vivir hoy en día en una gran ciudad nos posibilita disfrutar de una supuesta calidad de vida superior. En muchos lugares la normas de sanidad prohiben la crianza de aves sin control sanitario lo que nos quita el placer de escuchar la melodía matinal del Don Juan del corral. Hace poco días al despertar escuche algo que me sobrecogió el alma, a mis oídos llegaba el canto de un gallo como aquel que recordaba del viejo Santiago, me pareció estar soñando pero no, la fuerza de aquel tenor rompía el silencio y su canto se mezclaba con el tedioso ruido del amanecer en un gran ciudad. No pude evitar la tentación de investigar hasta lograr ver y fotografiar a este nuevo vecino. En tiempo de crisis económica los esquemas de vida comienzan a cambiar sea donde sea, y la gente busca asegurarse el plato de comida. aunque las leyes digan lo contrario.




Arroz con pollo

Ingredientes

Piezas de pollo
3 dientes de ajo
El jugo de un limón
1/2 taza de aceite
1 ají grande
1 cebolla grande
1 lata salsa de tomate
1 frasco de pimientos morrones
1 lata de petit pois
1 lata de espárragos
2 cucharadas de sal
1/2 cucharadita de pimiento
1 hoja del laurel
2 tazas de vino
3 ½ tazas de caldo
4 tazas de arroz
Azafrán
1/4 de cucharadita de comino


Preparación

Unas horas antes de empezar, adoba las piezas de pollo con ajo machacado y el jugo de lima. Haz un caldo con menudos de pollo. Saca el pollo del adobo y ponlo en papel toalla.

Calienta el aceite y cocina el pollo, añade la cebolla bien picadita, el ají bien picadito, la salsa de tomate, los pimientos morrones con su líquido, el líquido de los petit pois y el de los espárragos, la sal, la pimienta, la hoja del laurel, el azafrán, el vino seco, el caldo y el agua.

Cuando el pollo esté casi cocinado, añade el arroz. Deja a fuego lento hasta que se cocine y añade los petit pois y espárragos para adornar.