sábado, agosto 29

El Toro de Lidia.

Sentarse a una mesa y pedir un chuletón o un rabo de toro es un acto cubierto de una magia especial si en la carta del restaurante especifican que la carne proviene de un Toro de Lidia. Para un Cubano o un Santiaguero la palabra Tauromaquia es una total desconocida. La tauromaquia abarca todo el entramado que conlleva a una corrida de toros, desde la cría del toro, la confección de trajes para los toreros, la puesta de carteles y la escenificación de un acto que termina con la muerte o indulto del toro. La raza de los toros de lidia es especial, son toros bravos muy rústicos de astas grandes y hacia delante, acostumbrados a vivir solos y el solo verlos causa un temor que se te hiela la sangre.
Ver una corrida de toros en directo es algo excitante y no tiene comparación con verlo en las pantallas de una televisión o un cine. Recuerdo cuando estrenaron en Santiago aquella película de Palomo Linares que nos daba una visión romántica de una fiesta que para muchos es cruel y para otros un sentido de la vida misma. Los toreros son considerados personas especiales de otra naturaleza, cuyo valor se pone a prueba en cada tarde de toros.
El arte de torear en su versión moderna tuvo su origen en España en el siglo XII, también se practica en Francia , Portugal y algunos países de Latinoamérica.
En Cuba, hasta 1899 hubo corridas de toros, existiendo varias plazas en la Habana, la más conocida estaba en la calle Belascoain la cual fue destruida por un incendio en 1897. El fuerte fervor antiespañolista de la época llevó a su prohibición ya que se consideraba una fiesta muy española. Para nosotros quedo el rodeo, una fiesta americana de igual belleza pero lejos de ese minuto final donde el torero entra a matar.
En las pasadas fiestas de Nuestra Señora de Begoña celebradas hace solo unos días, Gijón se vistio de gala para recibir a los mejores toreros de la actualidad.


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