miércoles, febrero 25

El pan de cada día




Por mucho esmero que pongamos en la elaboración de las comidas hay un detalle que no depende de nuestras manos y es el pan que tengamos en nuestra mesa. Ya sea en el desayuno o en la comida un pan bueno o malo puede ser decisivo.


En Santiago recordamos la existencia de varias panaderías, sin poder precisar su ubicación, pero con la seguridad que era de buena calidad. Aquellas flautas de pan de manteca, los cangrejitos, el pan de gloria, las galletas saladas grandes y los palitroques deleitaban nuestra mesa. El aroma de la cocción era algo indescriptible en una mañana cualquiera cuando pasábamos cerca de una panadería.

Durante mucho tiempo el pan ha constituido el alimento básico de muchas culturas. Fueron los egipcios los descubridores del proceso de fermentación con la cual el pan mejoro su presentación y sabor. Formo parte importante de la alimentación del imperio romano, donde tuvo su propia diosa Ceres, origen posterior del nombre cereales.
En el último cuarto del siglo XX como parte de la cultura de adelgazamiento, el pan tuvo muchos detractores que lo situaban como culpable de engordar y le achacaban un pobre valor nutricional. Esta tendencia ha cambiado en los últimos años y su nivel de consumo ha aumentado, convencidos quizás en que el pan por si solo no engorda, si no más bien lo que le pongamos dentro.
El pan es una fuente de energía considerable dada su riqueza en hidratos de carbono de muy fácil asimilación y de pronta respuesta, lo que permite cubrir rápidamente las necesidades del organismo, muy recomendable para niños y jóvenes o deportistas, consumidores natos de mucha energía.
La elaboración del pan, se puede realizar a partir de diferentes harinas como son: el centeno, el maíz y el trigo siendo esta última la de mayor uso.
¿ Recuerda usted las panaderías que habían en Santiago?
¿ Quien hacia el mejor pan?
Esperamos por usted para ampliar nuestros conocimientos.

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