La emigración para todos nosotros ha significado de una forma o de otra la separación de nuestras familias y el dolor que representa no compartir la vida con aquellos que estuvieron siempre a tu lado. Hace algún tiempo Santiago de las Vegas en Linea, rindió un pequeño homenaje a un joven Santiaguero, que marcho de su tierra siendo aun un niño y gracias al esfuerzo de su familia y la propia logró cumplir su sueño de ser músico. Hoy ya no esta con nosotros, la vida le jugo una mala pasada pero les aseguro que llevó a Santiago siempre en su corazón.
Compartir mesa y comida con alguien que quieres siempre es agradable y el plato más sencillo sabe a gloria. Puede que nunca dos Santiagueros hayan estado más tiempo en una mesa, hablando del tiempo perdido y recordando cada calle y cada persona de nuestro pueblo. Aquel día después de muchos años el tiempo dejo de existir entre el humo de un genuino tabaco cubano.
Angel Lemus Fernández nació y vivió en una de las esquinas que formaban las calles 6 y 15 en Santiago de las Vegas. Desde muy pequeño sintió inquietud por la música. Josefina y Esther Lilia Alemán, vecinas de calle y personificación de la bondad fueron sus primeras profesoras. Poco tiempo después su inclinación por el violín le llevó al Conservatorio de Música Amadeo Roldán.
Era un niño grande cuando lo dejamos de ver, el exilio nos marcaba una vez mas y su música dejó de escucharse. Eran años de difícil comunicación entre las familias de fuera y de dentro pero sabíamos que había retomado sus estudios con magníficos resultados.
Ángel alcanzó en pocos años un notable reconocimiento internacional. Orquestas Sinfónicas de todo el mundo solicitaban su presencia. Viena la capital de la buena música le abrió sus puertas y en España ciudades como Oviedo, Segovia, Salamanca o Valencia se rendían al talento de aquel joven músico cubano de Santiago de las Vegas.
Hacia poco de mi llegada a España cuando en una lluviosa noche del mes de mayo nos encontramos en el viejo Madrid. Un pequeño restaurante del mismo barrio donde vivieron sus padres al salir de Cuba fue el lugar de encuentro. Ver delante de ti a un hombre de mas de seis pies, vestido con traje negro y una envergadura que atemorizaba a cualquiera fue impresionante, sin embargo su rostro era el mismo, caracterizado por una niñez que nunca le abandono.
Fue un abrazo digno de telenovela, los ojos no pudieron soportar el embate del encuentro y las lágrimas saltaron sin control alguno.
Regresaba de un concierto en Viena y se dirigía a los Ángeles con escala en Madrid, la ocasión era perfecta para vernos aunque fuese poco tiempo. Eran tiempos en que no se encontraban cajeros automáticos por las calles y los dos andábamos cortos de dinero, pero nos daba para una buena tortilla española y alguna botella de sidra. A su llegada a Madrid esa mañana, había coincidido por primera vez con la Orquesta Sinfónica de Cuba y con antiguos compañeros y profesores suyos, al verlos comiéndose un bocadillo y un café para dos los invitó a un almuerzo a lo grande, así era este santiaguero.
Aquella cena terminó con el café del desayuno, no quedo historia en el tintero sin contar. Vinieron encuentros posteriores pero aquella noche en el viejo Madrid, en el restaurante del paisano Antonio, entre copa y copa, Santiago y su gente fue el centro del mundo.
Hoy su padre Ángel Lemus continua en la Ciudad de los Ángeles, para el este sencillo recuerdo de su hijo, que mas que primo fue un hermano pequeño para mi.
CDMC. Archivo de conciertos
septiembre 1992
Domingo 27 de septiembre
VIII Festival Internacional de Música Contemporánea de Alicante Teatro Principal Orquesta Sinfónica de Valencia. Ernest Martínez Izquierdo (director). Ángel Lemus (viola). Fernando Puchol (piano)
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