sábado, septiembre 3

Proyección en la Habana.

Cine Yara-Antiguo Radio Centro
Una buena parte de nuestros recuerdos de infancia giran alrededor del cine. Aquellas matines de los domingos marcaron nuestra propia vida. Que nos dejasen ir solos al cine era síntoma evidente de nuestra entrada en la adolescencia.
 La existencia de dos salas de cine en nuestro pequeño  pueblo era significativo pero solo representaba una extrapolación de lo importante que era el séptimo arte en la habana de los años 50. Según estadísticas de la época en lo que era la Gran Habana sin contar los municipios periféricos había 134 salas de cine, cifra superior a las existentes  en ciudades como New York o Paris   Después de que los hermanos Auguste y Louis Lumière inventaran y popularizaran el cinematógrafo, se dedicaron a viajar por las principales ciudades y capitales del continente Americano. El 24 de enero de 1897, Gabriel Veyre llevó el primer cinematógrafo a La Habana desde México. La primera presentación se llevó a cabo en el Paseo del Prado #126, al lado del Teatro Tacón hoy llamado el Gran Teatro de la Habana. Cuatro cortometrajes fueron mostrados: "Partida de cartas", "El tren", "El regador y el muchacho" y "El sombrero cómico". Las entradas costaron 50 centavos, 20 para niños y militares. Poco después, Veyre protagonizó el primer filme producido en la isla, llamado "Simulacro de incendio", un documental sobre los bomberos de La Habana. La mayoría de salas de cine en la habana eran de un tamaño importante y de condiciones de visión y acústica envidiables. Para los santiagueros los cines favoritos de la capital por su localización eran entre otros el Astral,  Payret, América y Radio Centro (actual cine Yara).  En este último en 1957 se proyectaron las primeras películas s en cuba en formato 3D, siendo el segundo país en el mundo donde eran vistas.

Hoy en día en las ciudades europeas aquellos cines de antaño, espaciosos con plateas y balcones similares a los de la Habana han dejado paso a cines de multisalas perdiendo su encanto mágico. Hoy ir al cine no se diferencia de ver una película en casa solo basta con comprar Coca-Cola en el mercado y hacer unas palomitas o rositas de maíz en el microondas. Estoy seguro que los hermanos  Lumière no estarían de acuerdo con este nuevo cine enlatado.

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