¿Desde que momento de nuestras vidas tenemos memoria? Es un tema de extrema controversia. Hay corrientes que aseguran que desde la etapa fetal, aunque los psicoanalistas y neurólogos lo sitúan en los seis años. Sin lugar a dudas la memoria varía con el individuo, los hay que no recuedan nada o casi nada de la infancia y aquellos que aseguran recordar a la comadrona en su parto. A criterio personal nuestra memoria y me refiero a la generación que nacimos en los últimos años de la década del 50 en Cuba tiene dos fuentes de formación, la nuestra propiamente dicha y la influencia externa de nuestros padres y abuelos. Nos educamos en una sociedad y en el seno de familias afectadas por cambios muy sensibles en su entorno y me atrevo a considerar que muchos de nuestros recuerdos se alimentan de lo que nos contaban cuando ya eramos un poco mayores. La conjugación del verbo tener solo tenia un tiempo, el pasado; "teníamos" fue posiblemente la palabra más utilizada en esos años y mucho tiempo después. Finalizado este modesto e irrelevante aporte a la psicología no puedo precisar si es que recuerdo o me contaron que a los cubanos les gustaba mucho el Tasajo, sobre todo las pencas que venían de Uruguay. Si recuerdo haberlo comido con frecuencia en nuestras incursiones domingueras a Rincón Criollo, pero en casa ya no lo tengo bien claro. ¿Pero en realidad que es el Tasajo? Hasta mediados del siglo XIX el Tasajo junto con el Bacalao era comida exclusiva de esclavos en Cuba, pero debido a la hambruna generalizada durante la guerra de los Diez Años su consumo se extendió a otros estratos de la población. El tasajo con boniato era la comida por excelencia en los barracones sobre todo en la zona oriental. Se sitúa su origen en los saladeros creados en Montevideo-Uruguay en el siglo XVIII, ya que en realidad es solo eso un corte de carne salado y puesto a secar preferentemente de ganado vacuno. Para lo españoles algo similar lo encuentran en la Cecina un plato de gran aceptación. Como muchos otros alimentos el tasajo representó la subsistencia de los menos favorecidos aunque quizás cualquiera de nosotros al menos por hoy quisiera estar en un barracón a la hora de la comida.
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