Ayer escuchaba en la radio que la Reina Isabel de Inglaterra ponía en la mesa cubiertos de oro macizo durante los banquetes que celebraba en el Palacio de Buckingham, un detalle que los comensales de seguro agradecen pero de discutido significado en este mundo que hoy tenemos. Lo anterior me hizo recordar que en la mayoría de nuestras casas allí en el viejo Santiago las familias poseían una cubertería de relativa calidad, muchas de ellas compradas en la ferretería Garrigó y que soportaron el paso de los años con estoicidad, aunque perdiendo por el uso continuado detalles decorativos que poseían. Eramos aun pequeños cuando dejamos de comer en casa para ir a los comedores escolares y allí descubrimos nuevos cubiertos de latón o algo similar que nos acompañarían a lo largo de la vida; eran moldeables a nuestro gusto y hacíamos con los mangos verdaderas obras de arte.
Desde el tiempo paleolítico los hombres utilizaron herramientas para comer, siendo el concepto de cuchara el más utilizado, representado en conchas o trozos de madera. En el siglo I los romanos añadieron los mangos decorativos a las cucharas de entonces. En el siglo VII las cortes reales del Medio Oriente comenzaron a utilizar los tenedores para comer en la mesa, aunque los griegos ya lo utilizaban pero solo para ayudar en el corte de la carne, eran de tres puntas y planos. Durante los siglos del X al XII los tenedores eran utilizados por los ricos de Bizancio y una bizantina que se caso con un Duque de Venecia los llevó a Italia, en los años posteriores se fueron extendiendo por toda Europa. En el siglo XIX se comienzan a fabricar en Alemania, Inglatera y América. Los cuchillos tienen también una historia muy antigua, por lo general el cuchillo era parte de la indumentaria de los hombres en su quehacer diario y los ayudaba a la hora de comer, aunque siempre fue considerado un componente peligroso por su doble finalidad. Fue el rey de Francia Luis XIV quien ordenó redondear la punta de los cuchillos que se utilizaban en las mesas para evitar que fueran utilizados como armas en discusiones que se originaban en lo banquetes. Después de tanta historia podemos decir que una vez más los Chinos demuestran su loable inteligencia, con dos palitos resolvieron el problema.
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