domingo, julio 11

Asi era entonces.

Cada rincón, cada pueblo y cada nación tienen su propia historia, siendo la rebeldía ante las injusticias y los abusos del poder el nexo común en el decursar de los pueblos. Recordar estos hechos es un deber. Los Santiagueros tenemos a nuestros Vegueros quienes pagaron muy caro su osadía y otros tienen a los suyos aunque los separen siglos de existencia.

El pasado fín de semana tuvimos el privilegio de compartir una cena medieval con 1800 comensales de un poblado asturiano. Ataviados con los trajes de la época y donde las manos eran los únicos cubiertos viajamos en el tiempo y vivimos una experiencia inolvidable que si me lo permiten comparto con ustedes.


El motivo de esta celebración es recordar un hecho acontecido en el año 1408, cuando los vecinos del Concejo de Llaneras, sujetos al señorío jurisdiccional de la sede episcopal de Oviedo, cansados de soportar los "agravios e sinrazones" que recibían de algunos encomenderos de "Don Guillen" obispo a la sazón se declararon en abierta rebeldía contra su autoridad. Como consecuencia de ello se les proponen las graves penas canónicas típicas de estos casos, pronunciando sentencia de excomunión. Los de Llanera , haciendo caso omiso de la coacción se mantuvieron firmes por espacio de cuatro años.


En una noche mágica donde corceles y caballeros de la época se enfrentaban por el amor de una mujer, los vecinos del concejo rendían homenaje a su historia. En una explanada aledaña de levantaba un campamento medieval donde los soldados se entrenaban y las mujeres exponían los alimentos preparados.







Objetos típicos de la época estaban expuestos; desde una guillotina hasta el tan conocido cinturón de castidad, donde les puedo asegurar que era casi imposible que una lanza enemiga pudiera penetrar por muy grande que fuese.
















Cinturón de Castidad


En todo esto y para variar la nota discordante u objeto anacrónico era la existencia de un pequeño chinchal cubano donde vendían Mojitos y Caipiriñas, por cierto muy caros para la época, nada que al final de la historia fue Cristóbal Colón quien llevó el mojito a Cuba. Una cena cubana recordando a nuestros aborígenes en 1408 seria en taparrabos y no creo que tuviesen estos cinturones, y pensando que seria la yuca el plato fuerte el final no lo cuento.

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