Hablar de croquetas resulta realmente difícil. Es uno de los platos presentes en las costumbre alimentarias de muchas culturas. No es atrevido considerar que se han elaborado croquetas de casi todo lo que se puede comer. El 18 de enero de 1817 el célebre cocinero francés Antonin Careme ofreció este plato en la celebración de un banquete en honor al gran Duque Nicolás de Rusia, convirtiéndose en adelante en un activo presente de fiestas y banquetes. En España nuestra cuna principal en lo que ha cocina se refiere, de donde sin lugar a dudas aprendieron los cocineros cubanos la croqueta es un alimento predilecto. Atendiendo a la posible utilización de recortería en la elaboración de las croquetas de la Dominica, puedo atestiguar que es una práctica muy común en los restaurantes españoles. Sin restar su mérito como plato, podemos decir que es un subproducto de la cocina muy rentable.
Es indiscutible que el cocinero o cocineros que nos deleitaban con las croquetas elaboradas en La Dominica conocían bien su oficio y ponían mucho amor en su quehacer. Estoy seguro que la receta que compartía con nosotros nuestro estimado amigo Evelio Carballo mas que eso, era una idea general de su proceso ya que no señala proporciones de ingredientes, y es de agradecer, toda vez que nos aproxima a un deseo que todos tenemos de probar algo aunque sea parecido a lo que nuestro recuerdo nos somete. Si puedo decir sin ánimo de polemizar que tuve conocimiento de este proceso por otras fuentes, y refiero proceso, cuando se habla de la utilización de recortería de embutidos y jamones mezclados con carne de res. Para la familia Angulo es un privilegio que hoy después de tantos años los Santiagueros en todos los confines de este mundo sigamos hablando de sus croquetas como algo nuestro. Sea secreto o no,es un recuerdo y eso si es de todos.
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