sábado, mayo 22

Tiempo sin Tiempo.


El tren 71059 arriba a la pequeña estación del viejo Santiago, el tiempo que ha demorado desde su punto de salida puede ser una incógnita, depende de factores objetivos y subjetivos, aunque teóricamente este predeterminado. Puede que haya ido más rápido o más lento o sencillamente sea el resultado de la apreciación de cada cual. El tiempo absoluto es único, el tiempo relativo puede variar quizás sin ninguna explicación física, puede que ser el resultado de nuestra manera de vivir. La definición del tiempo en filosofía abarca no solo diferencias en la percepción del tiempo absoluto u objetivo sino de diferencias reales en la dimensión del tiempo personal. La física moderna trata de explicar la relatividad del tiempo en su ecuaciones matemáticas tomando como ejemplo las percepciones del tiempo de los enamorados aunque no podamos determinar en las variables utilizadas quien es uno y quien el otro. Después de tanta filosofía y verborrea para un guajiro de Santiago es muy fácil explicar lo relativo del concepto tiempo cuando cruzas el charco. En nuestra tierra el tiempo pasa como ese lento viejo tren, las horas son interminables y el segundo como unidad de medida tiene más milésimas. ¿Porque? la respuesta puede estar en la monotonía de lo que hacemos o en la poca diversidad de acciones que se acomenten a lo largo de un día. Aquí en la vieja Europa la cosa es bien distinta, necesitariamos días de 48 horas para solventar nuestra vida. Entre el amanecer y la noche no existe diferencias perceptibles, entre enero y diciembre los meses desaparecen y no entiendes porque tienes más canas. Los tiempos de comer en el viejo Santiago aunque fuese un simple arroz con huevo se alargaban por la coincidencia en la mesa de casi toda la familia, en las sociedades desarrolladas salvo días especiales o quizás en domingo cada uno come cuando puede y a la hora que encuentra libre. Mientras más rápido lo hacemos mas tiempo tenemos para otras gestiones y muchas veces lo hacemos en soledad, sentados en la esquina de la mesa, como un rey sin corte. Aquí las madres y abuelas no son como las nuestras que empleaban tiempo en preparar la comida o quizás para inventar que hacer. Los alimentos preelaborados y el micro-ondas son aliados del tiempo. Recuerdo cuando eramos niños, allí en el patio de la escuela Carrales sacábamos la cuenta de los años que tendríamos en el año 2000 mientras nos comíamos el Masarreal y bebíamos el refresco instantáneo con sabor a fresa, para muchos o casi todos serian cuarenta y tres. Pero cuando se es niño el tiempo es infinito, lo aprecias como algo difícil de alcanzar, hoy ya pasamos de los cincuenta y el tiempo pasa muy rápido, el mañana es el hoy y el pasado es historia.

Preciso tiempo necesito tiempo ese tiempo
que otros dejan abandonado
porque les sobra o ya no saben
que hacer con él
tiempo
en blanco
en rojo
en verde
hasta ese castaño oscuro
no me importa el color
cándido tiempo
que yo no puedo abrir
y cerrar
como una puerta
  • (Fragmentos del poema Tiempo sin Tiempo de Mario Benedetti)

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