42 años no son nada.

Hotel AC- Gijón Asturias
4 de Agosto de 2011

Cuba nos une en extranjero suelo,
Auras de Cuba nuestro amor desea;
Cuba es tu corazón, Cuba es mi cielo,
Cuba en tu libro mi palabra sea.

                                     José Martí




Definir el concepto de amistad puede ser un acto sencillo, pero más allá de la etimología y definición de la palabra hay que penetrar en el sentido más humano de su comportamiento y delimitar con claridad el sentimiento que puedes sentir al hablar de amistad. A lo largo del camino de nuestras vidas vas encontrando y perdiendo amigos, pero sin lugar a dudas aquellos que lo fueron  en la infancia lo serán siempre aunque sea solo en el recuerdo. Los compañeros que tuvimos en las primeras fases de educación y de juegos  guardan un nexo muy difícil de quebrar aunque las circunstancias de la vida nos separe. Puede que el tener los mismos maestros, aprender juntos a escribir, a leer  y hasta sumar y restar nos haga ver la vida con mucha similitud.

Para los cubanos de nuestra generación fue una dura lección el dejar de ver desde muy temprano a tus compañeros en un goteo incesante de separación. Muchos de nosotros dejamos atrás nuestras calles, nuestras casas y nuestros juegos en diferentes momentos, pero aquella primera etapa cuando aún no tienes claro el porque siempre la llevas muy adentro.

Escuela Carrales- Santiago de las Vegas

 El jueves 4 de Agosto de 2011 muy lejos de casa en un hotel de Asturias, en compañía de nuestras  familias nos volvimos a dar la mano y un abrazo dos amigos de la infancia, dos alumnos de aquella pequeña pero entrañable escuela Carrales del viejo Santiago. Habían pasado solo cuarenta y dos años y me atrevo a decir que a quien saludaba era al niño que deje de ver. Un distinguido señor; alto, canoso, de mirada viva e inteligente solo era el  disfraz obligado que nos impone el paso de los años, pero allí estaba Elias Amor Bravo, el Elisin pecoso que conocimos y que nunca olvidamos. Fueron cuatro horas donde la magia del tiempo se impuso y las palabras desgarraban el sentimiento y la nostalgia por la tierra que nos vio nacer. No falto el recuerdo para cada uno de nuestros amigos y especialmente el de nuestros maestros; el respetado maestro Cancio, las entrañables maestras Dalila y Candy  Villavisanis y  nuestra bien ponderada directora Marcelina.  En un barrido del tiempo nos pusimos al corriente de como fueron nuestras vidas y pudimos comprobar que nada ni nadie y a pesar de las circunstancias que nos separaron hicieron mella en nuestro espíritu.  Estos instantes son los que nos aseveran que siempre hay una nueva oportunidad  y que nunca es tarde para volver sobre el camino.