domingo, marzo 27

Kita Katao.


Central Nuclear de Juragua-Ciefuegos-Cuba

 Cada día que pasa pongo más en práctica el viejo proverbio español que dice << todo lo que sucede conviene>>, serán los años que ya van pesando y la aglomeración de recuerdos y vivencias que nos hacen conservadores y hasta cierto punto pesimistas. Recuerdo a mi padre sentado en la mesa de nuestro viejo Santiago hablarme de la futura planta nuclear de Juragua que se comenzaría a construir en Cienfuegos.

A la luz de las chismosas que ponía el abuelo por toda la casa y de algún quinqué que quedaba con vida soñábamos que no faltaría mucho para que los problemas de la energía eléctrica  tuviesen solución.  Ya por esa época alguno de nuestros compañeros estudiaba física nuclear en la antigua Unión Soviética, algo que sonaba muy extravagante pero que vaticinaba un futuro prometedor. En estas dos últimas semanas y después del incidente de la planta nuclear de Fukushina en Japón a causa del terremoto y posterior tsunami la polémica sobre la utilizacion de la energía nuclear vuelve a la palestra. Grupos ecologistas de medio mundo y contrarios a este tipo de energía, tienen nuevos argumentos para evocar su peligrosidad. España no permanece ajeno a ello. En un país que depende en gran medida del exterior para generar energía el mantenimiento de sus siete centrales nucleares parece esencial. Algunas de ellas llevan muchos años de explotación lo que hace que constantemente se exiga el cierre de las mismas, pero aún y muy recientemente se acordó la continuidad de su explotacion por parte del gobierno. La búsqueda y desarrollo de nuevas energías renovables es un propósito de científicos y empresarios pero aún queda mucho por resolver.
Para un Santiaguero que soñaba con la energía nuclear el temor a un accidente no era real. Pero el 26 de abril de  1986 el accidente de Chernobil nos planteo una realidad muy posible. Por cosas del destino dos meses después del accidente y por razones de trabajo tuve que visitar la ciudad de Kiev capital de Ucrania muy cerca de Chernobil. Caminando por sus calles en compañía de un viejo amigo Santiaguero que estudiaba allí y me servía de guía  pudimos comprobar en situ las secuelas terribles que había provocado el accidente. Hoy en día aún se estudia el efecto real y no teórico que provocó en las personas afectadas. Juragua nunca llegó a entrar en servicio, y nunca sabremos que segura puede haber sido pero a la vista de lo que puede pasar no estoy convencido de haber preferido terminar de comer con mi padre a la luz de las chismosas, aunque resulte demagogo y estúpido pensar en ello a toro pasado. Juragua nunca llegó a dar luz a nuestras vidas pero si algo creo es  que cualquier japones de Fukushina se dejaría de buen gusto poner por nombre Kita Katao (traducción coloquial cubana  al japones apaga la luz) a cambio de olvidar esta terrible pesadilla que les ha tocado vivir.

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