miércoles, marzo 30

Taxi, palabra de todos.

Conocer ciudades de todo el mundo, su cultura, sus hábitos de vida es un anhelo para muchos y una realidad para muy pocos. La arquitectura presente o el idioma que se escucha pueden ser factores identificativos de un determinado lugar, aunque la gran deversificación y la influencia de los dominios en épocas coloniales o de conquista pueden tender a la confusión.
En un ejercicio de conocimiento si nos taparan los ojos y nos colocaran en el centro de Granada al abrirlos pudiéramos pensar que estamos en cualquier ciudad del mundo árabe, algo similar nos pasaría con las grandes casas de estilo victoriano de los Ángeles cuyo aspecto nos incitaría a buscar con la vista el Big-Ben de Londres, ejemplos pudiéramos encontrar infinidad de ellos. Pero hay un detalle muy singular que hasta hace poco tiempo nos permitía imaginar donde estábamos y no es otro que el color o tipo de vehículo de un taxi, elemento que nos ha permitido distinguirlos dentro del frenético trafico de las grandes urbes.
Los colores mas utilizados en los taxis de todo el mundo han sido el amarillo y el negro o quien no recuerda a nuestros carros del ANCHAR con aquel amarillo que resaltaba sobre los demás haciendo la ruta desde Santiago hasta el Parque Central o adivinar entre comillas que una película se desarrollaba en New York al solo ver los taxis. Los taxis Londinenses eran curiosamente particulares por el tipo de vehículo utilizado y aunque el pasajero no fuera el agente James Bond estábamos seguros que la Reina Isabel andaba cerca.
El origen de la palabra taxi es tan controvertido como el de otras, aunque la versión que mas se acepta es que proviene del apócope de la palabra francesa taximétre originaria de dos términos griegos (taxis que significa orden o clase y metrón medida). Sobre la palabra taxi me permito recordar que no era muy utilizada en Cuba, o al menos su utilización es bastante reciente. No recuerdo en mi niñez que mis padres fueran a llamar a un taxi, me llega el sonido más castellano de carro de alquiler o simplemente -llama a Pepe el del ANCHAR-.

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