Una de las peculiaridades de las ciudades españolas es sin lugar a dudas las palomas, forman parte del entorno y amenizan con su presencia las plazas y parques donde niños y ancianos les ofrecen comida. No pudiéramos pensar en su existencia en las calles de nuestro Santiago, sus vidas correrían serio peligro pudiendo ser una especie en peligro de extinción. Sin embargo en toda Europa dado el incremento poblacional de estas aves y las suciedades e infecciones que provocan han pasado a ser una plaga considerada muy dañina para el ser humano. En la ciudad de Gijón se calcula que existen más de cinco mil, cifra muy superior al recomendable. Para su control existen diferentes métodos pero el más aplicado es la eliminación de nidos existentes en edificios, las adultas son también capturadas mediante sistemas de redes.
Volviendo al viejo Santiago recuerdo aquella época donde la cría de palomas se convirtió en nuestro único entretenimiento, pasábamos las horas viendo volar a los palomos buchones que salían a la casa de ingenuas palomas que caían bajo sus encantos masculinos.