domingo, mayo 8

Llanto en silencio, amor de mujer.


Clínica Covadonga- El Cerro La Habana
 Hay recuerdos que pertenecen a la mente y otros se guardan en el corazón. Hoy me permito recordar a mi madre allí en el viejo Santiago, y un episodio de mi vida que no puedo olvidar y que de alguna manera encierra una de esas cosas que pasan que hacen reflexionar sobre el destino y las casualidades que te depara el camino de la vida.  Por razones de origen familiar toda mi familia eran socios desde su creación de la Quinta o Clínica Covadonga, centro medico fundado por los emigrantes asturianos de la Habana en 1894,   el más grande y primero de su tipo en La Habana. Contaba con una Escuela de Enfermeros supervisada por la Facultad de Medicina y Farmacia de la Universidad de La Habana, así como un hogar-asilo para asociados enfermos. Hoy la Covadonga es el Hospital Docente "Dr. Salvador Allende".
Recuerdo mi pequeño carné de socio con una foto de un niño de apenas tres o cuatro años, era verde y con letras doradas. Tenia solo diez años cuando pise por primera vez la Covadonga, una terrible enfermedad puso en peligro mi vida y trajo a mis padres quizás el momento mas duro de sus vidas. Recuerdo verlos desde mi ventana sentados en un viejo banco de madera, cabizbajos y tomados de la mano.  El destino no quiso que fuera mi hora, era muy temprano aún y me faltaba bastante por vivir. Los médicos y en especial el enfermero del pabellón, un paisano  natural de Rincón, poblado cercano a Santiago de las Vegas hicieron lo posible y lo imposible porque mi viaje continuara y así fue. El mes de mayo es el mes de las flores y  de las madres en muchos lugares del mundo. En España es el primer domingo de mayo y en Cuba el segundo domingo, pero la fecha es lo de menos, lo fundamental es recordar su significado y darle el valor que tienen sus lágrimas cuando han estado y están a tu lado en esos momentos que su propio amparo desafía el destino.
No puedo evitar sentir algo especial cuando hoy vivo muy cerca de el Santuario original de Covadonga, aquí en la mismísima Asturias y compartir  lo que me quedaba de vida con una bella mujer asturiana y madre de mis hijos. Covadonga significa mucho para los asturianos y de alguna manera ha estado presente en mi camino.
                      Para la mujer que me dio la vida y para la mujer que hoy me hace vivir.

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