Es indiscutible que Santiago de las Vegas ha sido un pueblo rico en figuras de gran valor en todos los campos del saber y de la creación humana. Recientemente y gracias al trabajo del joven pintor santiaguero Juan Francisco Cancio hemos tenido acceso a la obra santiaguera en este campo y a sus más ilustres representantes. En lo personal siempre admiré a esos hombres capaces de plasmar en un lienzo con trazos y colores la realidad de la vida, y más aun cuando mi padre hacia gala de su paso por la escuela de pintura de "San Alejandro", llenando con sus cuadros las paredes de nuestra casa, allí en el viejo Santiago.
Es una realidad muy cruel que en las sociedades en que vivimos el tiempo y la vorágine de trabajo te impide muchas veces disfrutar de la belleza de los museos y de las obras que en ellas se exponen. El pasado viernes aprovechando que era día festivo asistí con mi familia y confieso por primera vez al Museo sobre la vida y obra de Gaspar Melchor de Jovellanos, ubicado en el mismísimo centro histórico de la ciudad de Gijón. Era una cuestión pendiente de hacer pero que era más justificada aún si se quiere ya que por unos días se exponía un cuadro retrato de Jovellanos realizado por su amigo Francisco de Goya. Nunca imagine que un guajiro de Santiago de las Vegas pudiese estar frente a una obra del creador de la Maja Desnuda.
La Maja Desnuda-Francisco de Goya 1790-1800 Museo del Prado- Madrid |
Gaspar Melchor de Jovellanos nació en la ciudad de Gijón el 5 de enero de 1744. Fue un destacado poeta, escritor y político español del siglo XVIII pero sus ensayos sobre economía, agricultura y costumbres fueron su legado más importante. Gijón recibe el nombre de Villa de Jovellanos en honor a este ilustre hijo. Pero en Cuba también recibió su merecido homenaje. En 1870 un antiguo corral llamado Bemba en la provincia de Matanzas recibe el nombre de Villa de Jovellanos, nombre que aun mantiene en la actualidad siendo cabecera del municipio de mismo nombre.
Retrato de Jovellanos-Francisco de Goya |
Rodeado de las más estrictas medidas de seguridad, bajo la vigilancia permanente de hombres de negro y pinganillo al oído el retrato de Jovellanos parece tener vida popia. De fondo el arenal de San Lorenzo reafirma la condicion de gijones de Jovellanos.
Gaspar Melchor de Jovellanos vivio y trabajo en un tiempo de utopias y turbulencias. Desde el poder o desde sus margenes, en la privacidad del gabinete o cautivo en prisión, demostró que difundir las luces no requería otras armas que el compromiso con la causa de la razón.
"Bien están los buenos pensamientos, pero resultan tan livianos como burbuja de jabón, si no los sigue el esfuerzo para concretarlos en acción."
Jovellanos